20 junio 2006

La campaña negra si funciona

Luego de un debate gris, que cumplió con casi todos los pronósticos, las preferencias electorales se han modificado sustancialmente, al menos, es lo que señalan los estudios demoscópicos. Y es que en el período conocido como posdebate, el candidato blanquiazul, Felipe Calderón, ha bajado del primero al segundo lugar en la contienda presidencial.

El llamado “cuñis gate”, con las revelaciones sobre los negocios de Diego Zavala, cuñado de Calderón, ha dado un vuelco a las encuestas para elevar nuevamente a López Obrador a la primera posición. Una nueva guerra de spots inició, ahora liderada por la Coalición por el Bien de Todos. Con esto, el sol azteca y sus aliados demuestran que también pueden hacer bien una “campaña negra”. Para el PAN ya quedó claro que el que se ríe, se lleva, y si López Obrador puede ser “un peligro para México”, entonces también Calderón puede ser “manos sucias”.

Por su parte, la respuesta albiazul no ha sido eficaz. Tanto la campaña en medios como el propio candidato han sido incapaces de sostener una defensa contundente de las serias imputaciones hechas por el tabasqueño. La percepción, por tanto, vence cualquier realidad.

En la entrega pasada señalamos: “qué pobre tiene que ser una democracia si una elección puede definirse por un debate” (Mediática, 05/06/06). Hoy se puede hacer una afirmación en sentido similar. Qué pobre tiene que ser una democracia si una elección puede definirse en el posdebate. Una afirmación que tiene serias implicaciones sobre la forma en que los mexicanos decidimos nuestro voto.

Es poco saludable que el sufragio se decida en función del carisma de los candidatos, o de quién tiene el mejor spot. En pocas palabras, una democracia así no puede ser democracia. Las últimas semanas han sido representativas de los vaivenes del electorado. Primero López Obrador arriba, luego Felipe, una vez más AMLO.

Les estamos enseñando a los políticos que sí sirven sus campañas sucias, que deben seguir haciéndolas pues la sociedad se deja convencer sin mayores elementos, a las primeras de cambio. ¿Acaso tendrá Calderón que recurrir a un nuevo escándalo para subir puntos? La política no puede seguir como un intercambio infinito de acusaciones.

Lo que se define en esta elección no es un asunto menor. Se trata de dejar en claro el rumbo de nación que deseamos para los próximos años. No se le debiera dar el mismo tratamiento que a una final de “Cantando por un sueño” o “La Academia”.

El jueves y viernes de esta semana se publicarán nuevas encuestas, las últimas permitidas por la normatividad electoral. Quien esté arriba hará lo posible por mantener esa imagen ante la población. Quien esté abajo hará lo indecible por cambiar esa percepción. Nuevas acusaciones vendrán, otros escándalos se desatarán. La pregunta es ¿les volverá a funcionar?

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